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Un año más, Cannes se viste de gala y se dispone a recibir a la crème de la crème del cine internacional de autor más esperado. Y no podía comenzar de manera más galante, con la nueva versión de El gran Gatsby dirigida por Baz Luhrmann y protagonizada por Leonardo DiCaprio, para la cual The XX ha colaborado en su soundtrack. Del 15 al 26 de mayo desfilan por la alfombra roja los y las cineastas que conformarán el panorama cinematográfico mundial a lo largo del curso.
El año pasado el festival dejó un regusto amargo. Una selección de películas donde la mayoría no terminaron de convencer a la crítica especializada, y un palmarés tildado de conservador, apostando por la sobriedad de Haneke antes que por la experimentación de Carax, en la que se reveló como mejor película del 2012 casi de manera unánime: Holy Motors. Se apostó también por una considerable cantidad de cine made in USA que tampoco terminó de convencer, y por propuestas de las que pocos ya se acuerdan, o por grandes cineastas de películas pequeñas que en un festival como el de Cannes su nombre pasa como un susurro. Por ello, este año el festival ha decidido apostar sobre seguro, todavía más, y barriendo para casa (pues, al fin y al cabo, es un festival de cine francés, y éste se encuentra en un gran momento de forma).
La cinta más esperada es, probablemente, la de Arnaud Desplechin: Jimmy P. (Psychotherapy Of a Plain Indian) con Benicio del Toro y Mathieu Amalric, rodada en territorio norteamericano. El realizador francés es de los pocos en los que hoy en día se puede confiar de manera firme. Su últimos trabajos, Reyes y reina (2004) y Un cuento de navidad (2008), dan cuenta de ello. Otro nombre célebre que regresa después de superar Los límites del control (2009) es Jim Jarmusch con Only Lovers Left Alive, el reverso oscuro de los films vampíricos para adolescentes que están tan en auge y han destruido toda la mítica romántica de la que gozaban estos seres. Y otro cineasta que no suele fallar, al menos en sus últimos largometrajes ha demostrado que se encuentra en un magnífico estado de forma, es Steven Soderbergh, que recientemente estrenó Efectos secundarios (2013) y ahora presenta en Cannes Behind the Candelabra con Matt Damon y Michael Douglas.
Este año la codiciada Palma de oro estará más reñida que nunca, o eso es de esperar, y es que el resto de nombres presentes también prometen, y sus anteriores películas han sido bien reconocidas. Asghar Farhadi, director de la oscarizada Nader y Simin, una separación (2011) ha salido de Irán para rodar en Francia Le Passé. François Ozon, que brilló con En la casa (Dans la maison) (2012), sigue a su ritmo de película por año y el turno es para Jeune & Jolie. Nicolas Winding Refn, cuyo cambio de Dinamarca por Hollywood fue más que positivo al traernos la hipnótica Drive (2011), repite con Ryan Gosling en Only God Forgives. Al igual que Roman Polanski y Alexander Payne, cuyas El escritor (2010) y Los descendientes (2011), respectivamente, los volvieron a subir al podio. Este año estrenan La Venús à la fourrure (Polanksi) y Nebraska (Payne), ambas con muchas expectativas. Las mismas que ha despertado James Gray, ese cineasta que sin hacer ruido se ha constituido como uno de los grandes mavericks del cine indie. Su película The Immigrant podría ser la gran apuesta del jurado para llevarse el gran premio.
Otros cineastas que siempre generan interés, pero cuyas últimas obras han dividido a crítica y público son los hermanos Coen y Paolo Sorrentino. Ni Valor de ley (2010) ni This Must Be The Place (2011), pese a ser buenas películas terminaron de convencer; pese a las diez nominaciones a los Oscar para el film de los Coen, y la nominación en Cannes para Sorrentino. Ahora regresan con dos prometedoras apuestas: Inside Llewyn Davis con las revelaciones de los últimos años: Carey Mulligan y Justin Timberlake en su faceta de actor; y La grande belleza, donde Sorrentino vuelve a acudir a la maestría de uno de los mejores actores contemporáneos: Toni Servillo.
Y desde el cine asiático llegan otras bazas que no suelen fallar y que siguen siendo fieles a sus estilos: Takashi Miike desata su violenta poética cargada de sentido y responsabilidad en Wara no tate (Shield of Straw), Jia Zhangke, que trajo en 2010 (aquí estrenada en 2012) el magnífico documental Historias de Shanghai, sigue buscando retratar y entender las transformaciones de su China en Tian zhu ding (A Touch of Sin), ahora en clave de ficción. E Hirokazu Koreeda, que también sorprendió con Kiseki, continúa el mismo sendero del retrato infantil en Soshite Chichi ni Naru (Like Father, Like Son).
Del resto de nombres en la sección oficial: Valeria Bruni Tedeschi, Arnaud des Pallières, Amat Escalante, Mahamat-Saleh Haroun, Abdellatif Kechiche, Alex Van Warmerdam y Jérôme Salle, se espera que cumplan, ofrezcan un buen nivel, incluso que den alguna campanada en los casos de Van Warmerdam, Haroun o Escalante.
Otros nombres a destacar en el resto de secciones, cuya presencia es habitual en el festival y tampoco suelen defraudar son: Sofia Coppola, que con la esperada The Bling Ring, inaugurará Un certain regard. A Coppola le acompañarán Claire Denis y Les salauds, Lav Diaz y Norte, hangganan ng kasaysayan, Rithy Panh y L’image Manquante y Lucia Puenzo con su Wakolda. Y fuera de competición Claude Lanzmann, director de Shoah (1985), presentará Le dernier des injustes (The Last of the unjust). Pero, sin lugar a dudas, como suele ser habitual, la mayor expectación la generará Jean-Luc Godard, cuyo cortometraje en 3D, Les Trois Désastres, formará parte de un tríptico anunciado a última hora, en el que Peter Greenaway y Edgar Pêra también participan.
Muchas expectativas se han generado en un año que está siendo regenerador después del aciago 2012, y en el que el cine español está comenzando a sacar nuevamente la cabeza, aunque sea en los márgenes de la industria y en circuitos limitados, por lo que en Cannes, este año, como se suele decir, ni está ni se le espera.
http://www.youtube.com/watch?v=CBL13Z4sUE8