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Birrete a la escritura más limpia

Manuel Vicent será investido doctor honoris causa por la Universitat Jaume I este miércoles en reconocimiento a su trayectoria literaria, que tanto se ha inspirado en la cultura, paisajes, olores y sabores del Mediterráneo castellonense, con extraordinaria pulcritud y elegancia. Después de novelas como 'Tranvía a la Malvarrosa' o 'León de ojos verdes', el escritor de la Vilavella es profeta en su tierra. Su amigo Joan Manuel Serrat asistirá al acto.
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Manuel Vicent será investido doctor honoris causa por la Universitat Jaume I este miércoles en reconocimiento a su trayectoria literaria, que tanto se ha inspirado en la cultura, paisajes, olores y sabores del Mediterráneo castellonense, con extraordinaria pulcritud y elegancia. Después de novelas como ‘Tranvía a la Malvarrosa’ o ‘León de ojos verdes’, el escritor de la Vilavella es profeta en su tierra, que visita a menudo, como el pasado agosto en una excursión a Columbretes con sus amigos Serrat y Trueba. Su amigo Joan Manuel Serrat asistirá al acto.

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Manuel Vicent, en una de sus últimas visitas a la UJI. Fotos: Agencia Castellón Foto.

Era un estudiante de Humanidades bastante despistado cuando asistí por primera vez a una conferencia de Manuel Vicent. Corrían los primeros 90, en el edificio del antiguo CUC (hoy Escuela Oficial de Idiomas) de la entonces recién creada Universitat Jaume I. La charla derivó hacia el perfil antitaurino del escritor castellonense. Me impactó la libertad y la claridad con la que habló. Y, al mismo tiempo, la forma tan poética y atinada con la que describía cualquier cosa o situación, incluso las más prosaicas. Hasta entonces no había leído ninguno de sus libros, y fue justo eso lo que encontré en Tranvía a la Malvarrosa. (Alfaguara, 1997) y Son de mar (Alfaguara, 1999): una escritura limpia, precisa y evocadora, repleta de descripciones de paisajes, personas, calles, prostíbulos, olores y sabores familiares que se te representaban, tal cual, a través de sus palabras.

Después también me enganché a sus artículos del domingo en la última de El País, especialmente cuando no se adentran en la actualidad política pura y dura, aunque en algunos como el del pasado domingo, La falla, lo encuentro especialmente atinado. Porque, para mi gusto, Manuel Vicent se disfruta mucho más cuando se recrea en la descripción de la belleza y sus expresiones o en los asuntos más triviales. Es en esos terrenos donde leerlo es un verdadero placer.

Reconociendo mis escasos conocimientos sobre la literatura del escritor de la Vilavella, ya que solamente he leído tres de sus cerca de 40 obras publicadas, lo cierto es que me alegré al saber que la Universitat Jaume I decidía investirle doctor honoris causa. Porque una de las cosas que hoy en día necesitan más apoyo es el buen escribir en la prensa. Y porque ese tipo de distinciones a menudo sortean los terrenos pantanosos de la cultura, envuelta siempre de tantos recelos, y más si el protagonista, como en este caso, tiene una filiación tan marcada. La UJI ha decidido «reconocer la trayectoria de este castellonense que ha plasmado magistralmente en sus relatos las costumbres, los paisajes, el carácter de la gente y la gastronomía de la provincia de Castellón».

El escritor y periodista Manuel Vicent será investido doctor honoris causa por la Universitat Jaume I este miércoles 7 de octubre de 2009 a las 12.00 en el reciente inaugurado Paraninfo, de acuerdo con el nombramiento que aprobó el Consell de Govern el pasado mes de marzo.  Actuará como padrino, haciendo la laudatio correspondiente, el doctor Francisco Fernández Beltrán, director del Servicio de Comunicación y Publicaciones y profesor asociado del Departamento de Ciencias de la Comunicación. Entre otros invitados, está prevista la presencia de su amigo Joan Manuel Serrat.

Vicent nació en la Vilavella en el año 1936. Titulado en Derecho por la Universidad de Valencia y en Periodismo por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, entre otros galardones cuenta con el premio Nadal de 1987 por La balada de Caín, dos ediciones del Alfaguara de Novela (en 1966 por Pascua y naranjas y en 1999 por Son de mar) y el Francisco Cerecedo de Periodismo 1994, de la Asociación de Periodistas Europeos.

Sus relatos también han llegado al cine con resultado desigual, con adaptaciones como Tranvía a la Malvarosa (dirigida por José Luis García Sánchez) o Son de mar (dirigida por Bigas Luna y protagonizada por Leonor Watling y Jordi Moyá), o al ámbito musical, como la obra Navegando la noche, con fragmentos de sus artículos periodísticos musicados e interpretados por Amancio Prada. Vicent, además, compagina su labor como escritor con la de galerista de arte, otra de sus pasiones junto a la gastronomía.

La UJI, pues, reconoce su brillante trayectoria literaria pero también su constante vinculación con Castellón a pesar de estar afincado en Madrid desde hace décadas. Conferencias, presentación de libros y visitas privadas, como la excursión que el pasado mes de agosto realizó a las Islas Columbretes hospedándose en el Hotel Voramar (donde está ambientada su última novela, León de ojos verdes) con sus amigos Serrat y Trueba, entre otros, de la que recientemente se hizo eco El Viajero en un artículo de uno de los invitados, Ángel S. Harguindey.

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