Hay veces que el error deriva en virtud y, cuando esto sucede, nace algo muy similar a la magia. The Sunday Drivers actuaron el sábado en la Sala Opal del Grau de Castellón. Venían a presentar su último trabajo, The End of Maiden Trip (Mushroom Pillow, 2009), un gran disco con algunos temas que ya se han convertido en hits de la banda toledana. Entre ellos, «Hola (To See The Animals)», con el que abrieron su recital, «My plan» o «Specially». Ninguno de ellos falló. Tampoco los más antiguos «Do it», «Little Heart Attacks» (con el que concluyeron su primer bis) o «Rainbows of Colours», con el que pusieron punto y final a la diversión del personal y a su sufrimiento, especialmente, en las carnes de Jero.
El cantante y guitarrista de The Sunday Drivers pasó un mal trago. Fallaban los monitores y se veía obligado a tocar y cantar ‘a ciegas’. Su cara reflejaba su malestar, que acabó compartiendo con el público. «Estoy puteado; no me oigo aquí arriba. ¿Vosotros sí me oís?». Sí, se le escuchaba. Apenas se notó porque son grandes músicos, pero para él resultó una faena. Pese a este y otros problemas (de equilibrio) con la puesta a punto de la sonorización, fue un concierto técnicamente más que correcto.
No obstante, la situación llegó casi a ser desquiciante cuando llegó el turno de «On My Mind». Jero ni podía acercarse al micrófono; el sonido se saturaba. Acoples por todos los lados. Cara de rabia e impotencia. Hasta que el público tomó el relevo y empezó a corear ese ‘himno’. ¡Qué momento! Jero y el resto de la banda sonrieron. Complicidad en estado puro. Ese instante y el arroz a banda con el que les obsequiaron para comer serán sus mejores recuerdos de una jornada en la que se quitaron la careta: «Sí, nos gustan los Beatles». Y lo demostraron con una versión de «In My Life», que interpretaron después de que Jero cantara en solitario la estremecedora «The End of Maiden Trip» (vídeo de abajo).
httpv://www.youtube.com/watch?v=H0LUZ0GKY1U