Por tercera semana consecutiva sigue en el primer puesto de las taquillas españolas la simpática Gru, mi villano favorito. Lo cierto es que ya adelantamos aquí mismo que iba a ser una película con posibilidades de éxito, pero sus importantes números, con el permiso de Toy Story 3, la convierten en una de la películas de animación del año. La que no consigue desbancarla, ya en su segunda semana en cartelera, es La red social, a pesar de ser, para quien aquí suscribe, la mejor película que nos podemos encontrar ahora mismo en los cines de Castellón. La última de Fincher, que no me cansaré de reivindicar, es una de esas películas cuya planificación y puesta en escena medida y meticulosa dice precisamente lo contrario de lo que su historia biopic-facebookera parece reflejar, es toda una crónica de nuestro tiempo cuyo final, además, es digno de todo elogio. Si alguno de vosotros aún no la ha visto, este fin de semana con día extra de vacaciones, no debe escapársele…
Para quienes vivimos al día a día de los estrenos, este finde nos llegan a Castellón tres títulos de cierta relevancia, cada uno de ellos con un público muy definido —algo que ya es una constante— y que entran a competir, no entre ellos, sino con aquéllos que ya llevan unas cuantas semanas en cartel.
Destacamos The Town, que en nuestra patria hemos sido tan evidentes de retitular como Ciudad de ladrones, porque, efectivamente, pasa en una ciudad —el barrio de Charlestone en Boston— y va de ladrones. Pues eso… The Town: Ciudad de ladrones viene a rescatar ese cine de banda de cacos y asaltantes que el año pasado trajo el film Blindado, que tuvo su trilogía glamourosa en la saga Ocean’s —suerte de remake extendido a su vez de la original La cuadrilla de los once de Lewis Milestone de 1960 con el Rat Pack— o The Italian Job —también remake de la británica Un trabajo en Italia de Peter Collinson de 1969—. Sin embargo, la película a la que más puede recordar es Heat, de Michael Mann, toda vez ya os digo que el pulso narrativo y, sobre todo, las interpretaciones de aquélla —con unos DeNiro y Pacino en estado de gracia— son incomparables a ésta. ¿Que nos trae entonces The Town? La historia de Doug, interpretado por Ben Affleck, jefe de un grupo de ladrones cuyo último asalto obliga a matar al vicepresidente de un banco y llevarse de rehén a la bella Claire —el personaje de Rebecca Hall, el tercio restante de Vicky Cristina Barcelona que no es ni Pe ni Scarlett—. Con la liberación de la misma, el grupo teme que Claire pueda ser un peligro para ellos y que pueda ponerlos al descubierto, por lo que Doug decide inmiscuirse en su vida para comprobar si es o no una amenaza. Ahí entrarán en juego dos factores: su voluntad de redención y de dejar la delincuencia y —obviamente— el incipiente enamoramiento que entre Claire y Doug nos promete el relato. También aparecerá la pertinente investigación policial que llevará a cabo el FBI y que dirigirá —permitidme que ensalce a este actor que es una inevitable debilidad personal— un agente a quien da vida Jon Hamm, el Don Draper de la nunca suficientemente reconocida serie Mad Men. El reparto lo completa Jeremy Renner, nominado al Oscar el año pasado por su papel en la victoriosa En tierra hostil, en el papel del violento miembro del grupo con el que Doug deberá lidiar; y Blake Lively, la cautivadora Serena de la televisiva Gossip Girl. Un excelente reparto para una película cuya dirección y adaptación del guión corre a cargo del propio Ben Affleck, un tipo con, aparentemente, bastante más talento para trabajar detrás de las cámaras que delante de ellas. No en vano, en 1998 ganó un Oscar al mejor guión por El indomable Will Hunting, compartido con su amigo de generación Matt Damon. A partir de ahí las carreras de ambos se dirimieron por senderos diferentes: Damon eligió papeles que le hicieron un reconocido hueco en la industria mientras Affleck protagonizaba comedias románticas, Armageddons y Pearl Harbors. No obstante, la ópera prima de Affleck: Adiós Pequeña Adiós, fue una obra que pasó bastante desapercibida por culpa de su coincidencia temática y temporal con el caso de Madeleine McCann —la gente no necesitaba de la ficción cuando diariamente se le torpedeaba en los informativos con los sucesos de un caso real idéntico—, pero tenía aspectos interesantes a destacar. Entonces Ben cedió el protagonismo a su hermano Casey Affleck, pero en esta ocasión sí se ha reservado para él su papel principal… algo que quizá es el mayor escollo de una película que viene pegarle un considerable mordisco de cuota de espectadores a Stone, el thriller que se estrenaba la semana pasada.
La comedia adolescente norteamericana de instituto, casi todo un género en sí mismo, resplandeció en la década de los ochenta con el cine de John Hughes. Películas como Dieciséis velas, El club de los cinco, La mujer explosiva pero, sobre todo, Todo en un día configuraron el culmen de un tipo de cine que sólo la nueva comedia friki abanderada por Judd Apatow —con Supersalidos, por ejemplo—ha reavivado con cierto acierto y éxito. Rumores y mentiras, la película que ahora se estrena, cuenta la historia de Olivia, una adolescente estudiante de secundaria que cree que extender rumores acerca de su pérdida de la virginidad y consiguiente promiscuidad va a ayudarla en su reputación en el instituto. Nada más lejos de la realidad, es el objetivo de burla, denuncia y escarnio por parte de todo un arsenal de estereotipadísimos personajes a su alrededor —cuestión muy de este tupi de cine— donde no faltan el amigo gay, las animadoras, los profes, los entrenadores y los padres “enrollados” —interpretados, por cierto, por unos siempre interesantes Stanley Tucci y Patricia Clarkson—. La película es una relectura en clave de superficial comedia adolescente de La letra escarlata, novela de 1850 escrita por Nathaniel Hawthorne y que ha tenido adaptaciones cinematográficas de indudable mayor rigor como la dirigida por Roland Joffé en 1995 y protagonizada por Gary Oldman y Demi Moore. El mayor atractivo de Rumores y mentiras reside en su protagonista, Emma Stone, una veinteañera muy prometedora a la que vimos corriendo delante de zombis en Bienvenidos a Zombieland —precisamente compartiendo entonces reparto, y hoy protagonismo en la cartelera, con el Jesse Eisenberg de La red social—. De físico emparentado con el de Lindsay Lohan, y en un papel aquí que remite precisamente al suyo en Chicas malas, le deseamos a Emma más suerte en la vida y en la selección de sus próximos proyectos.
Este fin de semana es Halloween, y ello siempre hace coincidir la fecha con una distribuidora que es lo suficientemente avispada como para reservarse el estreno de una cinta de terror. El gato al agua se lo lleva este año Guillermo del Toro como productor y Universal como distribuidora, que han acertado a estrenar este fin de semana de los muertos vivientes su película Los ojos de Julia. Preestrenada en Sitges, la dirección corre a cargo de Guillem Morales, un prometedor cineasta cuyo debut cinematográfico merece aquí un espacio a rescatar. Así, en El habitante incierto, película que le valió nominación al Goya al Director Novel, nos situaba en la casa de un solitario arquitecto que recibe la visita de un desconocido que le pedía llamar urgentemente por teléfono. Éste le dejaba solo para hacerlo y, a continuación, al regresar a por él, el desconocido había desaparecido. A partir de ese momento, empieza a sentir la desasosegante sensación de no estar solo en su propia casa, a oír cosas, a ver cosas, a pasar cosas… Una apuesta sin duda muy interesante que quizá se resolvió, con ecos polankianos o lynchianos, de una forma un tanto surrealista. En Los ojos de Julia Guillem Morales compone una película cuyos referentes a El orfanato son insalvables: comparten protagonista —Belén Rueda—, género, compositor musical, director de fotografía y el hecho de venir de la mano de directores apadrinados por Guillermo del Toro. Como ya ha sido suficientemente promocionada, la película nos identifica con la mirada de Julia, quien debe aceptar que la muerte de su hermana gemela ha sido un suicidio. Ambas comparten una enfermedad degenerativa que les hace perder la visión paulatinamente, lo que se convierte en una primorosa arma narrativa para jugar con el suspense y lo que se muestra o no tanto a personaje como a espectador. En esta administración de la información dramática tan inevitablemente hitchcockiana, el film acierta y construye un ambientación terroríficamente empática, que nos recuerda en ocasiones al clásico de 1960 Peeping Tom: el fotógrafo del pánico de Michael Powell. No obstante, quizá recomendaría desde aquí, a propósito de su propuesta que ahora se estrena, revisitar a la siempre maravillosa Audrey Hepburn en Sola en la oscuridad, película de Terence Young de 1967 en la que ella interpretaba a una invidente que debe enfrentarse sola al terrorífico asalto de tres criminales que entran en su casa. Y es que la resolución final de Los ojos de Julia, con una reflexión quizá fuera de lugar acerca de los universos, la aleja del vaticinio probable de éxito rotundo de El orfanato, pero será, junto con Paranormal Activity 2, Saw VI o incluso Déjame entrar, una de las opciones más interesantes para aquéllos que decidan pasar su noche de Halloween delante de una pantalla de cine.
Cartelera de cines comerciales de Castellón y Vila-real:
A estas estupendas sinopsis solo les falta una valoración visual y contundente del «somelier»… aunque sé que hacerlo puede ser un poco duro o arriesgado… seremos comprensivos y ofreceremos margen de error… en fin, ¿para cuando unas estrellitas para darnos el empujón definitivo hacia una buena peli o alejarnos de 120 minutos de aburrimiento?, enhorabuena por la sección, «es de cine».
Perdón, summiller o sommelier (no somelier), jeje
Hola FredoGordon, muchas gracias por tu comentario!
Decía el ilustre crítico cinematográfico y padre ideológico de la «Nouvelle Vague» francesa, André Bazin, que las grandes películas lo son realmente por unos pocos instantes de excelencia, y, por otra parte, hasta las peores películas tienen algún momento que rescatar, de manera que el cine siempre pugna por salir a la superficie…
Yo estoy con Bazin y creo que todas las películas tienen siempre algún grado de interés, en mayor o menor medida, por eso doy a información como la doy y no suelo entrar en juicios de valor. No obstante, tu sugerencia me parece muy pertinente (es normal porque es más práctico y visual que leerse mis parrafadas…) y por ello vamos a ingeniarnos algún modo de hacer crítica con «estrellitas», como bien dices, a ver qué se nos ocurre…
Un saludo y gracias por seguirnos en NMPNU!!!
Ah! y gracias por lo de «sommellier» jajajajaaj
Precisamente es el problema que tengo yo… ¡¡que al final a todas les veo el lado bueno!! y al final pasa lo que pasa, que mi pareja ya no me deja elegir peli :-(, se agradecerá la ayuda!!