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La dulce resaca de Bregovic en el Paranimf de la Jaume I

Venía a presentar Alkohol, el disco grabado en directo en Guca (Serbia) y que ha dividido en dos partes, ‘Sljivo-vica’ (bebida típica de su país) y ‘Champagne’, pero no hicieron falta aditivos ‘espirituosos’ para hacer del Paranimf de la UJI una fiesta en toda regla. Y, para más inri, en domingo, el día oficial de la resaca.

También como si de una coña se tratara, llegó acompañado de su Banda de Bodas y Funerales, formado por seis instrumentistas de viento (a cual mejor) y un percusionista. Pero aquello fue una fiesta. Y de las grandes. Goran Bregovic propició un lleno absoluto (se agotaron las entradas) y puso patas arriba un recinto en el que el público aprovechó cualquier resquicio (los pasillos, el anteescenario…) para dar rienda suelta a su alegría: saltos, palmas rítmicas y esqueletos elásticos que parecía iban a romperse. Todo ello, al son de la peculiar música de este serbio que ha sabido dotar de un aire contemporáneo a los pegadizos ritmos folk de su país.

Dos horas en las que hubo tiempo para todo: para hacer vibrar los cimientos del anfiteatro con «Gas, Gas Gas», «Mesecina» o «Kalashnjikov», junto con momentos de pausa en los que recrearse con su dulce guitarra eléctrica y, sobre todo, los preciosos cantos de Ludmila Radkova-Trajkova y Daniela Radkova-Aleksandrova, sus voces búlgaras.

Tampoco faltaron las referencias a sus constantes coqueteos con el celuloide (Bregovic ha puesto la banda sonora a más de 30 películas), muchas veces de la mano de Emir Kusturica (en Castellón interpretó canciones de Arizona Dream y Underground) e incluso también lo hizo en la incalificable Borat. Fue un concierto ‘de cine’ que enloqueció a los muchos seguidores que tiene por aquí. Y quién iba a pensarlo…

Goran Bregovic el pasado domingo en el Paranimf de la UJI. Foto: Carme Ripollès.

Bregovic, el pasado domingo en el Paranimf. Foto: Carme Ripollès.