
Leonor Watling, en el Arenal. Fotos: Galcerán de Born.
Leonor y Dolores, dos divas que se comieron el escenario principal del Arenal Sound de Burriana. Atraen todos los focos, todas las miradas, todas las orejas. Watling y O’Riordan son las líderes absolutas de Marlango y The Cranberries, quienes ofrecieron los mejores conciertos del viernes.
La jornada comenzó a las 20.00 con la banda española, que presentaban su último trabajo, Life In The Treehouse. Costó arrancar, pues el ambiente parecía desangelado, pero a medida que avanzaba el el repertorio fue creándose ese clima tan característico de cada concierto de Marlango. Y todo ello, a pesar de los problemas de sonido que se arrastraron durante toda la noche. En su caso, el bombo se apagaba en medio de algunas canciones, mientras Óscar Ybarra veía cómo sus coros caían en la nada y los dedos de Alejandro Pelayo, que sí se veían recompensados en el piano, eran casi inaudibles con la guitarra. Además, la voz de Leonor crujía cuando aumentaba la potencia y los agudos. Pequeños detalles muy importantes en una banda que mima los pequeños detalles. Como los fans, que no se olvidaron de que la actriz y cantante cumplió el pasado miércoles unos espléndidos 35 años.
Como banda son más que solventes: grandes instrumentistas, buen feeling entre ellos y con el público, con momentos blueseros para el lucimiento personal y maravillar al personal… Además, estuvieron acompañados en algunos temas por el guitarrista de la terreta Vicente Huma, de Revólver.
En el repertorio no faltaron clásicos de trabajos anteriores (“Hold Me Tight”), de su último trabajo (acabaron con “The Long Fall”, el primer single) y sus siempre sorprendentes versiones: esta vez, de “No Mires a los Ojos de la Gente”, de Golpes Bajos; y, a petición popular, de “Semilla Negra” (Radio Futura). Dentro de los momentos más intensos, nos quedamos con la dulcísima “Dance, Dance, Dance”, la potente “Shout”, “Two Many Days”, la bailona “Take Me”… Una delicia de hora y media que acabó funcionando en escenario abierto.

Dolores O'Riordan, líder de The Cranberries.
Y Dolores tomó el relevo. Tal vez no sean The Cramberries una de esas bandas que hacen historia y marcan tendencia. ¿Son comerciales? Posiblemente. O tal vez su música pop potente con reminiscencias irlandesas recibió esa etiqueta por el hecho de haber vendido más de 40 millones de discos. El caso es que crearon un sinfín de canciones en la década de los noventa que devinieron en hits que han permanecido para siempre en la memoria. Y han envejecido muy bien. Cada canción, un recuerdo. Fue una catarsis colectiva de nostalgia (¡bendita nostalgia!) a golpe de temas que nos trasladaban a la feliz adolescencia. Acabaron su primera parte con “Zombie”. Y el concierto, con “Dreams”. No faltaron la preciosa “Ode To My Family”, con Dolores sentada en el escenario, “Linger”, “Just My Imagination”, la creciente “Promises”, la oscura y acelerada “Salvation”, “Animal Instinct”, “I Can’t Be with You” (una de las más coreadas de la noche), “When you’re gone” (una de mis favoritas)…
Después de un parón de casi diez años, han vuelto con la misma fuerza, aunque falta por ver si con la misma capacidad de dar siempre en el clavo. Dolores sigue manteniendo su espléndida voz y conecta con el público como pocas, pese a sus movimientos robóticos. Fue una delicia.

Jim Kerr, el viernes en Burriana
Y para acabar con el remember, Simple Minds, más planos y monótonos pero que afrontaron con una entereza descomunal el momento más absurdo del festival. Estaban interpretando “Someone Somewhere (In Summer Time)” cuando, de repente, el sonido y la imagen de las pantallas se cayeron. Sólo se oía a lontananza la batería (a pelo), los amplis de la guitarra y el bajo, pero no la voz de Jim Kerr. Pasaban los minutos y seguían tocando. Parece que nadie les avisó. Y, entre tanto, en la pantalla, aparecía el logo de Windows, reiniciando el sistema operativo. Surrealismo puro. Iba acercándose el final del tema, crecían los silbidos y justo entonces empezó a recuperarse el sonido de los instrumentos. Después de tocar durante al menos tres minutos para nadie, oímos el final de la canción. Kerr pidió disculpas, preguntó al público si quería que la repitieran y siguió adelante.
La banda de los estribillos tarareados no alcanzo el clímax hasta que tiró de grandes éxitos: “Don’t You (Forget About Me)” y “Alive and Kicking”. Así, seguidos. Todo el personal saltando como loco. Sobre todo, en las subidas de los «na-na-na-naaaa». Momentazo. No faltaron otros temas como “Waterfront” o «Mandela Day», pero ya no fue lo mismo.
Este sábado, último día del Arenal Sound con cambios en el cartel por la afección de garganta de Miguel Bosé. Le suplirá Lori Meyers (¡menudo cambio!) a las 22.00 horas, junto a Delafé y Las Flores Azules (18.30), Maldita Nerea (20.00) e Iván Ferreiro (00.00).